A Pepe Peregil no le faltaba un perejil, era como decimos
por aquí “muy completito”, ahora que estamos inmerso en plena vorágine
primaveral, puesto que la primavera era una de sus estaciones preferidas, vamos
a recordar a un tabernero de categoría y Saetero de los buenos, del que se decía que ¿reñía a los Cristo?, más quisiéramos muchos que nuestro Padre nos hubiera reñido
cantando por Saetas!!
Peregil era un hombre bueno y eso hoy en día con la que está
cayendo y con lo que vemos, escuchamos y leemos, tanto en televisión, radio, como en prensa escrita es cada vez más difícil. Ser bueno implica estar pendiente del prójimo,
prestarse sin titubeos a los benéficos, sacar una sonrisa, facilitar y alegrar la vida a
los demás y sin duda que Pepe lo conseguía con la naturalidad que él desprendía
desde cada uno de sus poros.
¿Quién no ha visto a Peregil en un balcón cantando una saeta
y acaparando con su poderosa voz la atención de todos? ¿Quién no le escuchó
alguna vez en una calle de la Feria cantando por sevillanas? ¿Quién no lo
divisó detrás de una carreta de Simpecao tocando las palmas? ¿o subido a un
escenario contando algunos de sus chistes?
Pepe tenía en su “Quitapesares” sus libretas o cuadernos
repletos de casos verídicos como los de Gandía y multitud de chistes y ocurrencias
de donde después se han sacado como si fuese un exprimidor de zumos para
escribir dos libros llenos de arte y simpatía.
El pasado 19 de marzo, Sevilla, su ciudad de adopción (él
nació en Manzanilla-Huelva) le supo reconocer su entrega y dedicación por los
demás, su ser y saber estar, y le brindó un monumento que en las prodigiosas
manos de Navarro Arteaga ha quedado simple y llanamente como era él, apoyado en
un respaldo y con la mano al frente, mano que lanzaba saetas, manos que
redoblaron por sevillanas , manos que ayudaron al necesitado, manos que
despacharon muchos chatos de vinos, manos que acariciaron a su gente, manos de
las que hacen falta, de las que mueven el mundo, de las que suman, de las que se ofrecen, de las que
dan, de las que animan…
Gracias Pepe Peregil por ser como eres y digo eres porque
nunca te irás de entre nosotros, con ese monumento ya estás perpetuado en tu
Plaza de Rialto por los siglos de los siglos, para reconocer que en Sevilla, no
sólo los pintores, los toreros, o los escultores tienen su monumento, el tuyo
es un reconocimiento a las buenas personas!!
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