Sevilla cada primavera, nos regala una nueva cosecha de coplas nuevas.
La semilla es plantada por nuestros poetas en su besana de papel, son
regadas con mimo y delicadeza por los compositores musicales y empaquetadas con
todo lujo de detalles por los arreglistas para su presentación final.
Los artistas las ofrecen para que el consumidor las pruebe.
Unos frutos son apetecibles y sabrosos desde que salen al mercado,
algunos necesitan más tiempo para madurar, también los hay que cuestan mucho digerirlos
y otros salen ya en mal estado desde primera hora y el pueblo los deshecha.
Algunos de estos productos han sido elaborados en invernaderos y otros a campo abierto, dependiendo de la forma de trabajar de cada uno.
Unas temporadas la cosecha es muy fructífera y abundante y en otras las
recolectas son más pobres y precarias.
Y sobre esa cosecha anual llamada sevillana ¿Qué le digo yo a Sevilla que
no le haya dicho nadie?
¿Qué su sombra es un bordao
de encajes de mantilla?
¿Qué es concierto del agua
en la fuente?
O ¿Qué mi orgullo es haber
nacío en esta guapa Sevilla?
Pues os diré…
Que de Sevilla yo me llevo
sus aromas, que la primera vez fue en Sevilla, que Sevilla tiene una cosa que
solo tiene Sevilla…
Sevilla es eterna primavera, Sevilla es así, Dios quiso pintar Sevilla
con los pinceles de Abril, en Sevilla a cualquier hora tienes ganas de reír,
porque cada vez que te nombran Sevilla yo no puedo evitar presumir y es que en
Sevilla Señores… hay que morir.
Las cosas de Sevilla… contar y no acabar, Sevilla es espiritual, Sevilla
es un sentimiento imposible de explicar, que Sevilla son sus gentes y después…
tó lo demás, Sevilla es majestuosa, Sevilla es romántica, Sevilla es mentira, Sevilla
es impresionante, Sevilla no hay más que una, Sevilla es una sultana que el río
la cautivó, Sevilla viste claveles en la pena y en la alegría, le cantan las
clavellinas a mi Sevilla, me gusta Sevilla y amo su cielo, Sevilla cuanto te
quiero, cuando se dice Sevilla hay que quitarse el sombrero, Sevilla es el
rincón donde brillan el sol, la luna y el cielo…
Que si de Sevilla salgo tan solo pienso en volver, porque mi último viaje
lo haré de Sevilla al cielo y por muy mal que se pongan las cosas o nos las
pongan los políticos, aunque tenga que pedir por las calles de Triana, yo no me
voy de Sevilla porque no me da la gana!!