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Mi primera publicación irá dedicada al Trovador de Sevilla, como no podía ser de otra manera.
Mi primera publicación irá dedicada al Trovador de Sevilla, como no podía ser de otra manera.
Todos sabemos que es muy
difícil en todos los órdenes de la vida ser profeta en tu tierra, por mucho que
se haga y por muchos méritos que se consigan, siempre habrá gente que devalúen
tu trabajo y esfuerzo.
Yo aquí y ahora, quiero
reivindicar una medalla, una medalla que está más que merecida y que no hay
manera de que la concedan.
Una Medalla para Paco Palacios el Pali
como hijo predilecto de Sevilla a título póstumo, no sé, que tendría que
haber hecho en vida y no hizo para lograrla, méritos tiene de sobra y las firmas
recogidas se cuentan por miles.
Cuentan del Trovador de Sevilla, que
cuando éste llegaba a un pueblo, barreduela o pedanía, paraba en la gasolinera
más cercana y se informaba sobre los nombres del Patrón o Patrona y sobre sus
fiestas más destacadas, dicha información las metía en su coctelera con gafas
de culo de botella y tras agitarlas unos momentos daba como resultado un cóctel
lleno de ingenio y gracia en forma de Sevillanas o Fandangos, que
posteriormente en la actuación, Paco daría a probar a todos los asistentes,
quedando éstos hechizados del embrujo y el duende de ésta pócima de Arte.
Si Paco levantara la cabeza, él que tanto
denunció en forma de seguidilla, la pérdida de las tradiciones y de la gracia
sevillana o la muerte de su Alameda, y comprobara en primera persona: Las setas
que le han levantado a los Donantes de flores de la Encarnación, la
remodelación insulsa de la Alameda, o sólo con ver el macro proyecto que está
desfigurando el perfil del Río Guadalquivir como es la Torre Pelli, nuevamente
daría con su espalda en el nicho o se hundiría en las aguas de “Bajo guía” donde
reposan sus cenizas del tremendo sofocón que se llevaría al comprobar que en
poco más de 25 años de su fallecimiento, la cantidad de atrocidades o desvaríos
que ha sufrido su querida y soñada Sevilla, la Sevilla que sigue sin concederle
al galardón de hijo predilecto.
Uno de los grandes logros de nuestro
Pali, era conseguir con gran rapidez conectar con el pueblo para que éste
aprendiera sus coplas, Paco conseguía con sólo cuatro versos llegar más al alma
del Sevillano que otros autores con dos folios, con esa forma de componer tan
sencilla y directa fue capaz de cantarle a: los donantes de flores, al padrino
bombero, a las cruces de Bonares, al Bizco Amate, al zeppelín, a las papas con
bacalao, a la tercera edad, a los cafés cantantes, a su bandera de España, a la
hora que entraba Sanlúcar en la aldea, al tranvía de la puerta real, al pañuelo
rociero, al pollo, a la Murga, a la niña que tuvo Sevilla, a Pepe el escoses,
al balcón de la siete puertas, al cine mudo, a los Hércules de la Alameda, a
Vicente el del canasto y así alrededor de 200 sevillanas que fueron casi 800
piropos y remembranzas.
Afortunadamente nos legó su gran obra para
todo aquél que desee y tenga sed de conocer la Sevilla de finales del siglo XIX
y las primeras décadas del siglo XX, para ello, no tiene más que conseguir los
discos de nuestro trovador de Sevilla y relator de un tiempo en el que la
ciudad del Betis estaba impregnada de personajes y gracia costumbrista.
Y al Cesar lo que es del Cesar, el 30 de Mayo día de San Fernando del año 2014 Sevilla y su corporación Municipal hizo justicia entregándole la Medalla de oro de Sevilla a título póstumo a Paco Palacios el Pali, como Trovador, cantor y relator de la Sevilla de color sepia, la Sevilla de nuestros Padres y Abuelos.
Pero una imagen vale más que mil palabras, y aquí os la dejo como muestra:
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