Dice la copla:
Vive la vida cantando, ríe
si puedes reír
Que te llegará ese día
que te toque sufrir…
Algo semejante me ocurrió
el pasado 25 de marzo, ese día, el sufrimiento y el arte, la pesadumbre y la
emoción se adueñaron de mí.
El día amaneció con la
trágica noticia del fallecimiento de un joven amigo que padecía desde hace meses
la cruel enfermedad del siglo XXI, un final que por esperado no era menos duro
e injusto, dejaba Esposa e hija en la misma primavera de su vida.
Pero la vida y sus
circunstancias van poniendo obstáculos y pruebas que tenemos que ir superando
si no queremos ser engullidos por ella.
En esa misma jornada,
por la noche, tenía un compromiso y una cita con el ARTE, el arte que había cosechado durante toda su
vida el cantautor Rafael Hornero de la Osa “Romero Sanjuán” y que un buen
puñado de amig@s quisieron homenajearlo en el 10º aniversario de su muerte.
En pocas horas, sentí el alfa
y omega de las emociones, del pesar más profundo al éxtasis desbordado, del
duelo a la alegría, de la depresión al júbilo, de la más absoluta oscuridad al más grande resplandor…
Todo era oscuridad y
dolor hasta que descorrieron el telón del Teatro Romero Sanjuán, entonces nos
trasladamos desde San Juan de Aznalfarache a un rincón del barrio de Triana y
más concretamente a la Taberna “el Mantoncillo” cerquita del Altozano, en una
noche de la década de los años 80, lugar regentado por José Lérida hasta su
cierre y donde se daban cita lo más granado y selecto del cante, el baile y el
toque y lugar donde Romero Sanjuán pasó multitud de momentos inolvidables y en
el cual, el duende (hoy en peligro de extinción) habitaba en él y echaba horas
extras entre copas de vinos y rasgueos de guitarra, entre compás y palmas,
entre quejíos y desplantes.
¿Es posible conjugar en
un mismo espectáculo el humor, el baile, el flamenco, el rock andaluz, el pasodoble,
la copla, y las sevillanas? Pues claro que es posible y sobre todo si es en un rincón de
Triana.
Tras unas breves
palabras de presentación a cargo del Presidente del Excelentísimo Ateneo de San Juan de Aznalfarache (Organizador del evento), el escenario se fue poblando poco a poco, primero el
Tabernero con su subalterno, después los tocaores Emilio “Caracafé” y Fran
Cortes, seguidamente, Antonio el Cordobés, Paco Vega, Antonio y Guillermo
Manzano y Carmen Ledesma, entre cante y baile flamenco aparecieron Cesar y
Jorge Cadaval (Los Morancos), con su característico sentido del humor (dijo
Cesar que Susana Díaz había ganado en toda Andalucía menos en Heliópolis, que había
ganado el Leganés), todo resultaba muy natural, como debe ser cuando se quiere
convocar al arte, las voces femeninas corrieron a cargo de Joaquina Amaya "la negra" (¡qué voz!) y de Rocío Díaz que ejecuto magistralmente “Entre
la luz y la sombra”.
Entre copas de
solera y manzanilla, llegaron Manuel Molina que nos cautivó con su desgarradora voz y
sus letras sencillas y conmovedoras, Albahaca (Paco Lola, Pepe Vela y Miguel
Magüesin) con su “Pasa la Vida” y Jesús Bola, Patricia Vela interpretó “Creó Andalucía”
y “Viva Triana” , Marisma con “Jugamos
al amor” y “Noche de ronda” los Españolísimos y “Por la vereda verde”, la anécdota
la aportó José Manuel Soto que se “coló” en el escenario antes de tiempo y
bromeó diciendo que había dejado el coche aparcado en Palomares y cantó “Dos
orillas”, a todo esto apareció Pepe Roca solista del grupo “Alameda” y una de
las mejores voces que ha dado nuestra tierra para interpretar majestuosamente “Amantes
de Granada” con el acompañamiento de su hijo Juan Carlos al violonchelo.
El fin de fiesta surgió
de Joaquina Amaya y Manuel Molina que pusieron el broche a un espectáculo de cinco estrellas para un artista de otra
galaxia: RAFAEL ROMERO SANJUAN, uno de los revolucionarios de la música por
sevillanas y como quedó demostrado, amigo de sus amigos, aunque sí son todos
los que estuvieron, no estuvieron todos los que son (se cayeron del cartel
Chiquetete, Manuel Orta y Cantores de Híspalis).
Qué importante es que cada pueblo y cada ciudad sepa reconocer la labor de sus hijos, el Ateneo de San Juán de Aznalfarache así lo hizo el 25 de marzo de 2015 y lo felicito por ello, ojalá cunda el ejemplo con otros muchos artistas de nuestra tierra.
Al salir del Teatro y
al terminar la intensa y escalofriante jornada tuve la extraña sensación de
haber tenido un sueño surrealista y como escribió Pascual González:
Y desperté,
Qué pena que desperté
Cuando más falta me
hacía
Olvidarme de la vida,
Seguir soñando y Amén!
Extraordinarias fotografías aportadas por Juanma Cortés.