En este mes de septiembre y los
primeros días de octubre se va a celebrar en Sevilla la XVIII Bienal de
Flamenco, un evento que cuenta con más de 70 espectáculos en directo, miles de
entradas vendidas anticipadamente, centenares de artistas entre cantaores,
bailaores, músicos y tocaores, se interpretarán decenas de palos del cante
flamenco, pero nuevamente (y van no sé cuantas ediciones) NO habrá cante ni
baile por Sevillanas!
Y yo me pregunto, ¿acaso cuando
una pareja de baile alza sus brazos y con sus manos rebuscan en el cielo, o se
cruzan las miradas entre vuelos de volantes, o hacen el conocido zapateado en
la tercera copla, o se acercan y alejan, y esos flecos del mantón danza al
compás del cimbreante cuerpo femenino no representa pasajes y posturas del
baile estricto del flamenco? Decir que
de las cientos de academias de baile flamenco que hay repartidas por todo el
planeta tierra, en la inmensa mayoría de ellas lo que se imparte y enseña y lo utilizan
para comenzar el periodo de aprendizaje es a bailar sevillanas.
Lo más incongruente de todo es,
que si las sevillanas estuvieron presentes en las primeras ediciones, ¿por qué
llevan tantos años sin estarlo? ¿Antes sí era un palo del flamenco y ahora no
lo es? ¿Tal vez estén temerosos de que vaya a ser el evento más multitudinario
de la bienal? ¿O quizás no les guste el perfil de personas que acudirían a
dicho evento?
¿Por qué esa abandono y trato
vejatorio hacia nuestro cante más representativo? No en vano las Sevillanas
llevan implícito el nombre de esta desagradecida ciudad, nos tildan de catetos,
obsoletos, retrógrados o rancios a los
que amamos a nuestra cultura centenaria y folclore, sí folclore y a mucha honra,
folclore es cultura y fiesta.
Y voy más lejos aún, ¿cuántas
veces hemos sido testigos por televisión de cómo reciben en otras comunidades
autonómicas a embajadores y personalidades? Pues lo hacen con su traje
regional, con sus bailes típicos y autóctonos, presumiendo de su cultura y aquí
no presumimos sino todo lo contrario, nos avergonzamos de nuestra idiosincrasia
señores, en este mundo cada vez más impersonal y globalizado hay que tener señas de identidad y nosotros
las tenemos y muchas! No digo que tengamos que estar todo el santo día vestidos
o ataviados con el traje de flamenca o de corto, pero tampoco podemos
acomplejarnos y pedir perdón por lo que somos y por lo que poseemos.
¿Os imagináis a los vascos
renegando de la chapela, a los valencianos
de sus falleras, a los catalanes de sus Castellers, a Jerez de sus caballos
cartujanos, a los canarios y gaditanos de sus carnavales o a los madrileños de
los chotis? Definitivamente, el ayuntamiento de Sevilla y las instituciones le
han dado la espalda a las sevillanas.
Una frase célebre nos recuerda
que “La grandeza de un pueblo se mide por
el respeto a sus mayores” pues respetemos las costumbres y tradiciones de
nuestros mayores y pongamos al género de las sevillanas donde merecen, orgullo
de nuestra tierra y la más fiel seña de identidad de nuestra ciudad: LAS
SEVILLANAS.